¿Cuántas veces de pequeño te has visto obligado a tener que dar un beso o la mano a alguien que no te daba buenas vibraciones? ¿Estar en medio de una discusión? ¿Comer o beber a toda prisa en el comedor del colegio? ¿…?

Bien, pues ya eres adulto y no tienes porqué abrazar nada ni a nadie que no quieras.

Nos acostumbramos a abrazar lo que va llegando, una comida rápida, una bebida que nos destroza el estómago, una conversación que nos crea ansiedad, un… ¡venga a abrazar! Por quedar bien, por no saber decir que no, porque todo el mundo lo hace, para que no digan que soy una rarita….

Por la mañana nos despertamos con una cantidad de energía. Y empezamos a abrazar comidas, personas, situaciones…. Hay quien a la hora del almuerzo (incluso en el desayuno), ya no tiene más energía.

Y es que cuando abrazamos compartimos nuestra energía con lo que tenemos “entre los brazos”, sin darnos cuenta. Nos dan y damos. Somos pura energía. Es inevitable.

¿Es inevitable?  Hay muchas formas de enfrentar las situaciones. Está claro que no podemos dejar de hablar con nuestra compañera de trabajo que nos sobrecarga contándonos su vida, pero ¿es necesario que la “abrazemos”?  Podemos decidir no cederle nuestra energía (la energía es tiempo, espacio, recursos personales, cariño, escucha activa…) o ceder unos minutos nada más, poner límites, dar la mano en vez de abrazar, ser ASERTIVA/O.

El primer paso para aprender a ser asertiva es SER CONSCIENTES de qué, a quién, cómo y porqué abrazamos o nos dejamos abrazar. Ser sinceros sobre cómo nos sentimos durante y después de ese abrazo y decidir si merece la pena.

El segundo es dedicar cada día un rato a ABRAZARTE a lo que eres, a lo que quieres, a lo que merece la pena, para tener siempre la energía suficiente para vivir con salud a todos los niveles.

Lo tercero, tras reconocer como “te dejan de energía” determinados abrazos, empezar a poner límites. Siento decirte que esto no va a ser fácil, pero es muy sano. Habrá gente a la que no vuelvas a ver y situaciones que no se volverán a repetir.

ABRAZATE A TODO LO QUE MERECE LA PENA, TÚ DECIDES.

Os invito a un RETO. ¿Qué abrazos merecen la pena para cada uno de vosotros? Podéis escribir o mandar una foto.

Abrazar un árbol, un tiempo de lectura acurrucada debajo de una manta, una comida saboreada despacio, contemplar un atardecer, un beso….

Yo empiezo con mi ilustración del abrazo al árbol de la protagonista de mi próximo álbum ilustrado EVIRULI. Los abrazos a la naturaleza son los que mejor me sientan.

abrazate

ABRÁZATE, SE ASERTIVA/O

A %d blogueros les gusta esto: