Comer consciente equilibra tu salud y cambia tu vida. Llevo años practicando y hoy quiero compartir contigo lo que sé y he experimentado sobre este tema, para que puedas empezar de forma sencilla a practicar mindfulness mientras comes.

¿Qué es la alimentación consciente?

Lo primero es aclarar, que aplicar mindfulness a la alimentación es mucho más que una dieta. ¿Una dieta puede cambiar todas las facetas de tu vida: tu salud y además tus relaciones, tu autoestima e incluso, conducirte a tomar decisiones más adecuadas en ámbitos profesionales o familiares? La alimentación consciente consigue una transformación de tu salud y de todas las facetas de tu vida. Te cuento porqué:

La alimentación comienza en el momento en el que eliges el menú del día, vas a comprar y escoges los alimentos que tomarás. Llegas a casa y decides como prepararlos, cocinas, preparas la mesa, te sientas y empiezas por el primer bocado.

Mientras comemos nos influye: dónde estamos, con quién, lo qué pensamos y sentimos… ¿Somos conscientes?

La mayoría de las veces no nos damos cuenta, estamos en piloto automático, por lo que, si nos molesta el intestino vamos a ver si hemos tomado algo caducado.

En realidad alimentamos a nuestras células del calcio o las vitaminas de la manzana y de las sustancias químicas que surgen de nuestras emociones o pensamientos mientras comemos, como: la adrenalina o la dopamina… Nos alimentamos de ansiedad, estrés o de serenidad y equilibrio. Unimos comer a un momento de placer, de desahogo e incluso de autocastigo. Y, en la mayoría de los casos, no somos conscientes.

La alimentación consciente logra que  empieces a darte cuenta de que todo importa: la calidad y frescura de los alimentos, cómo cocinas, masticas, con quién estás  y en qué piensas.

¿De qué nos alimentamos cada día?

Somos seres vivos que necesitamos agua, sol, nutrientes, descanso, eliminar productos tóxicos a través de la orina, relacionarnos con otras personas, respirar… para VIVIR.

Así pues, nos alimentamos de manzanas, galletas y además de edificios saludables o llenos de cargas electromagnéticas, espacios de aire limpio o contaminado, luz solar o artificial, emociones de otras personas con las que vivimos, conversaciones en medios de comunicación o películas que escuchamos…

Nos alimentamos a través de todos los sentidos, durante todo el día y también de noche, mientras dormimos. A veces no somos conscientes de todo lo que soportamos, hasta que un día enfermamos.

Te invito a realizar este audio-juego para comer consciente, puede ayudarte a descubrir cuánto y de qué te alimentas, a través de las distintas actividades que realizas cada día. Al dejar tu correo, quedarás suscrito a mi lista de correos donde comparto más actividades de mindfulness.

 

Si te gusta el artículo, te invito a practicar mindfulness a través de 3 audio-juegos. Puedes apuntarte en el siguiente botón.

Aprende una forma muy atractiva y sencilla de realizar mindfulness.

Beneficios de comer consciente

La práctica de mindfulness durante los procesos de alimentación te ayuda a:

1. Aumentar la atención y la concentración

Comemos rodeados de estímulos de todo tipo, ruidos externos y el propio ruido interno que producen nuestros pensamientos y sentimientos. Al decidir prestar atención a cada bocado, enfocamos y trabajamos nuestra atención.

2. Equilibrar la salud

En nuestro intestino, hay un montón de seres vivos, la microbiota  intestinal, que nos ayudan a hacer la digestión, generar vitaminas, colaboran con el sistema inmunitario. El estrés altera sus funciones, así que, practicar mindfulness al comer nos ayudará a restablecer la salud.

3. Conocerte mejor

Las emociones afectan a tu forma de comer. Observarnos mientras comemos nos ayuda a descubrir si las señales de nuestro cuerpo son de hambre emocional o hambre física. Así detectamos las razones profundas por las que nos damos un atracón o decidimos no comer. Además, nos damos cuenta de nuestra relación con los alimentos.

4. Mejora tu autoestima

Al conocer y aceptar nuestros límites, lo que nos sienta bien o mal, lo que nos gusta o desagrada empezamos a valorarnos, querernos y cuidarnos sin juzgarnos o compararnos con otras personas. Si tengo sed beberé agua, si ya no tengo hambre pararé y aprenderé a prepararme cantidades más adecuadas. Es una forma de acostumbrarnos a dejar de boicotearnos, de tratarnos mal y empezar a respetarnos. Estas acciones en la comida, pasarán a otras facetas de la vida y tomaré decisiones saludables en otros planos: familia, amigos, profesión…

5. Aprender a gestionar los sentimientos y pensamientos

Las emociones nos acompañan en todas las actividades de la vida, también al comer. De hecho está demostrado que el estrés influye en las bacterias que pueblan nuestro intestino y las ayudan o perjudican en sus funciones. Además, la gestión de las emociones durante la comida es un buen entrenamiento para afrontarlas en otros momentos, por ejemplo, ante relaciones dañinas.

6. Meditar en la vida cotidiana

Las rutinas son actividades estupendas para practicar meditación mindfulness. Es posible meditar en cualquier circunstancia, solo es necesario poner la intención y atención, respirar, sonreír y conectar con ese momento. Hay personas que se quejan de no tener tiempo para meditar. Bien, medita mientras comes.

7. Fomentar la toma de decisión consciente y coherente

Fomentar la toma de decisión consciente y coherente: Empiezas eligiendo qué comer y poco a poco, eliges con quién vivir y a qué dedicarte. La mayoría de los trastornos en la alimentación como: la obesidad, la anorexia… están relacionados con componentes psico-sociales que requieren de cambios de hábitos y de tomar decisiones.

8. Vivir de forma sostenible

Nuestro planeta nos agradecerá esta forma de alimentarnos, puesto que nos daremos cuenta de que cada alimento tiene un proceso, de cuánta comida tiramos, de la cantidad de plásticos innecesarios que utilizamos en el proceso de compra.

10 ejercicios sencillos para empezar a practicar mindfulness en tu alimentación

Al menos empieza por una y hazla cada día durante una semana. Adquirir un hábito lleva su tiempo. Es mejor proponerte pequeños retos, conseguirlos y disfrutarlos.

1. Da tu primer bocado consciente

Elige una comida y un bocado. Haz un par de respiraciones conscientes antes de empezar, mira y huele lo que vas a comer. Siente como entra a través de tus labios, su textura, su sabor. Mastica, ensaliva, tritura, como si no fueras a comer después nada más. Deja que se deshaga en tu boca lentamente mientras respiras consciente. Si descubres que hay otros pensamientos o emociones que te distraen de la actividad, reconócelos y déjalos pasar. Si tu mente te invita a juzgar lo que haces o la comida que tienes en la boca, date cuenta y déjalo pasar. Simplemente respira y come.

2. Apaga el móvil y la televisión mientras comes

Date cuenta de cuántas veces piensas en encenderlo, que sensaciones o pensamientos tienes y decide seguir comiendo. Lo importante es ser consciente de esta realidad. Evita castigarte por pensar en ello, sólo date cuenta, observa tus justificaciones o razones y decide seguir comiendo.

3. Durante la comida observa que partes de tu cuerpo te molestan

Se encorva tu espalda, suenan tus mandíbulas, parece que se hace un nudo en el estómago, flatulencias. Reduce el ritmo, date tiempo, respira entre bocado y bocado e imagina que alimentas esa parte de tu cuerpo con la comida y además con tu respiración.

4. Observa todo lo que pasa a tu alrededor y da gracias por ello

personas, situaciones, emociones en vez de centrarte en lo que comes. Valora a las personales con las que estás comiendo, la silla y la mesa… ¿Y si te influye negativamente? Decide cambiarlo, aunque sea da un paso, por ejemplo: reducir un poco el ruido.

5. Escucha tu cuerpo

Hoy, para cuando ya estés saciado, aunque estés en el primer plato. Guarda lo demás en el frigorífico. En la siguiente comida reduce la cantidad.

6. Entre bocado y bocado, suelta el cubierto

La mano dejará de percibir que tiene que moverse y hacer algo. Sentirás que se reduce la prisa por coger el siguiente trozo.

7. Bebe un vaso de agua lentamente

sorbo a sorbo, antes de empezar a comer. Esta actividad reducirá tu sensación de hambre y ayudarás al proceso de la digestión, ya que el exceso de agua entre bocado y bocado, lo ralentizaría.

8. Come con tu mano no dominante

Esta actividad te ayudará a estar más consciente del acto de comer y ralentizará el ritmo. Suelta el cubierto y vuélvelo a coger. Es un juego sencillo y a la vez muy poderoso para ser consciente al comer.

9. Escoge un alimento y valora mientras lo comes

los elementos que lo constituyen, que lo han formado. Por ejemplo, si es una manzana, imagina el árbol, el agricultor, el sol, el agua, la tierra.

10. Decide preparar despacio una de las comidas del día

Corta atento a las texturas de los distintos alimentos, fríe con cuidado. Prepara una comida sencilla, con cariño para ti. Da igual si es un café o una ensalada. Activa todos tus sentidos. Mira, huele, siente y saborea.

¿La alimentación consciente se puede practicar con las niñas y niños?

Sí, es divertido y eficaz. Primero practica tú y cuando lleves unos días, realiza alguno de los ejercicios sencillos para practicar mindfulness en las comidas con las niñas y niños con los que convives.

Cada día elige una actividad y después hablad sobre la experiencia: cómo os habéis sentido, los sabores de los alimentos… Recuerda que el momento de hacer el menú, comprar los alimentos y prepararlos son parte del proceso de la alimentación y es importante que ellas y ellos lo comprendan así.

Para crear hábitos saludables en la alimentación con los niños lo importante es ofrecerles experiencias y acompañarles, ser su referente con nuestros buenos hábitos. Estas acciones, como si se trataran de juegos, les ayudarán a prevenir trastornos alimenticios como la obesidad o la anorexia infantil y además les ayudará a desarrollar su atención, autoestima y todas las habilidades que necesiten para su vida.

Espero que te hayan resultado últiles estas actividades para empezar a comer consciente.

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